NO!!!!!

El otro día volvía del laburo en el coche, cagado de calor (RECONTRA cagado de calor), y puteando a la mitad de la población mundial que aparentemente en ese momento había dejado sus lugares de residencia para interponerse en mi camino.

En la avenida Medrano me tocó detenerme un momento a causa de ese maldito aparato eternamente mal programado llamado semáforo. Conociendo la zona por transitarla todos los días de lunes a viernes, me mantuve con la vista fija al frente ocupándome específicamente en prestarle atención a TODO mi campo visual, esperando que de algún costado apareciera un flaco con un secador de mango corto en la mano y cara de “eh vieja” para decirle, inmediatamente, que NO, tanto con mi cara (todos sabemos poner cara de NO), como con mi boca dibujando un NO a la distancia, y mi dedo índice derecho extendido hacia arriba y moviéndose de izquierda a derecha una y otra vez cual limpiaparabrisas (qué irónico esto, no?).

Aun habiendo expresado mi negativa a que me limpiaran el vidrio en tres maneras diferentes simultáneamente, el sujeto continuó acercándose hacia mi auto con la misma cara de “eh vieja” sólo que ahora la acompañaba con un gesto de mano cercana a su mentón, principalmente conformado por su dedo pulgar e índice. Mi cara de NO se transformó en cara de NI EN PEDO. Mi dedo índice pasó a decir que NO frenéticamente, acompañado ahora de movimiento de muñeca, y mi boca dejó de dibujar un NO para expresarlo realmente en voz alta y que el flaco, que estaba cada vez más cerca, me escuchara por si todavía no se había dado cuenta.

“No importa vieja dame lo que puedas” me dijo el pibe una vez que estuvo al costado de mi auto (como si antes de esa aclaración yo estuviera por darle lo que NO puedo) e inmediatamente me llenó el costado izquierdo del parabrisas de espuma. Ah no... noooo... a mí de prepo noooo....

“FLACO TE DIJE TRES VECES QUE NO!!!” le grité mientras que todo lo que me decía el pibe se podía resumir en la siguiente frase:

“Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee”

En eso, un viejo que pasaba caminando por la vereda (unos dos metros a mi izquierda) osó detener su marcha para gritarme “Dale una moneda, no seas rata!!!” y otros desvaríos que suele soltar la gente que no sabe limitarse a meterse en sus propios asuntos. “Ah sí?” pensé.

Dirigiéndome nuevamente al limpiador profesional de vidrios ajenos, y con la voz lo suficientemente alta para que escuchara tanto él como el viejo acusador y los dos o tres transeúntes curiosos de siempre que se habían parado a ejercer su función en el mundo, grité: “FLACO, QUERES PLATA? PEDISELA A ESE SEÑOR QUE ES MAS BUENO QUE YO Y TE VA A DAR”.

“Ehhhhhh que grande el señoooooooor” dijo el pibe dándose vuelta hacia el susodicho, a lo que éste respondió con una serie de murmullos inentendibles y acto seguido se mandó a mudar casi al trote. ¡¡Viejo de mierda!!

Finalmente se vio una luz verde más adelante y la mitad de la población mundial empezó a moverse nuevamente, dejándome avanzar un poco más en el camino hacia mi casa.

Mientras me iba pude escuchar al limpiaparabrisas humano diciéndome “ya te voy a encontrar caminando a vo”, supongo que a modo de amenaza por no haber aceptado sus servicios.

Así que si me matan, ya saben quién fue.