viernes, 24 de octubre de 2008

Y...

Y entonces Axl se rompe las pelotas y después de lo que parecen tres millones de años saca de una vez el puto disco. Lars Ulrich y James Hetfield se cansan de que les griten “caretas”, ponen los Marshall en volumen 11, apretan el preset “Black Album” en la consola de mezcla y te traen otra vez ese sonido que tanto nos gustó allá por principios de los 90. Los hermanos Young usan la misma consola de siempre, los mismos instrumentos de siempre, la misma ropa de siempre para dar fin al receso discográfico más largo de su historia, mientras los noticieros dan peligro de granizo y el rock escoces-australiano nos cae de lleno en la cabeza en forma de hielo negro. Y entonces yo, sentado en la parte de atrás de mi limusina, viendo cómo las minitas que están afuera se aprietan contra el vidrio de la ventanilla reclamando mi sexo a gritos a medida que el chofer me acerca hasta la agencia de quiniela más cercana, pienso: “¿Y por qué yo no puedo volver?”. Observo el glamour que me rodea, me viste y me peina y entiendo que las estrellas debemos mucho de todo eso a nuestros fans, y que de vez en cuando podemos aflojar un poco con la vida loca y sentarnos a dejar que nuestra genialidad nos guíe hacia un nuevo capítulo artístico.

Y ahí es cuando le ordeno al limusinero que se detenga al instante sin dar importancia a que justo estábamos cruzando la vía del tren, para abrir la puerta y salir al grito de “¡¡¡Tengo que actualizar el bloooooog!!!”, mientras me dirijo a paso de Usain Bolt al locutorio más cercano y me voy desprendiendo minitas del cuello.

Y acá estoy, dispuesto a volver, sin ninguna idea pero con la predisposición necesaria, y con un equipo de managers y agentes de prensa laburando a full para que mi retorno no pase desapercibido.

Y por ahora no se me ocurre nada para escribir, pero sé que la humanidad está más del culo que nunca así que siempre habrá material esperando ser bloggeado, sobre todo por mí, el Capitán del Espacio.

Y al que no le guste, que se vaya a leer un blog bueno.