miércoles, 20 de febrero de 2008

Trece pisos.

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Entro al ascensor sumido en la típica bruma mental que me invade todas las mañanas, agradeciendo que éste venga vacío. Presiono el botón de Planta Baja y mientras la puerta hermética se cierra a mis espaldas, me acomodo al fondo de la cabina diseñada para transportar 8 personas (ó 600 kilos), según indica la placa metálica atornillada a la cabeza de la botonera. Si no tuviera colgada la mochila me recostaría contra el espejo adosado a la pared posterior, pienso, extrañando todavía la confortabilidad del colchón de mi cama.
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Mientras un cosquilleo en el estómago me indica que estoy descendiendo, pierdo mi vista en el metal brilloso que recubre la puerta automática del elevador, sumido en pensamientos poco trascendentes. Unos segundos después siento que éste se detiene, y las hojas plateadas frente a mí se corren automáticamente hacia la izquierda para permitir el acceso de quien sea que detuvo el aparato en el noveno piso. “Quien sea” es una señora mayor, extravagante, la cual ingresa sonriendo y llevando en sus brazos una mascota peluda de pequeñas dimensiones que, basándome en su corto, agudo e inoportuno ladrido de saludo, asumo que es un perro.
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Esbozo un saludo sin demasiado interés, mientras observo que mi vecina desconocida marca el Subsuelo como próximo destino para ella y su ignoto can.
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Al tiempo que el ascensor retoma el descenso, clavo nuevamente mi vista en la puerta dispuesto a seguir pensando en trivialidades, pero pasan los segundos y noto que la señora ha fijado su atención en mi, sin perder su sonrisa. Muy a mi pesar la miro a los ojos y hago un leve gesto que indica “¿Qué pasa?”, o al menos eso es lo que intento. Aparentemente da resultado, porque ella se hace cargo de mi expresión muda y dice en tono simpático:
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- No, es que me pareció raro que no digas nada del perrito.
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La observo en silencio, primero intentando convencerme de que escuché lo que escuché y no fue una ilusión, y después tratando de decidirme entre asesinarla a mordiscones o actuar de una manera un poco más ética.
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- Mire qué curioso – contesto impulsivamente, con una sonrisa que parodia la suya sin que ella lo note-, a mí me pareció muy extraño que no diga nada de mi remera.
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No tengo idea de lo que tengo puesto dado que me vestí totalmente dormido, pero mantengo en pie mi acto a la vez que mi vecina se fija en la prenda aludida con un aire divertidamente confundido. Uno o dos pisos más abajo se rinde.
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- Es que no veo nada que llame la atención en tu remera, querido.
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Agrando mi sonrisa.
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- Casualmente, a mi me pasa lo mismo con su perro.
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El ascensor se abre en la Planta Baja y salgo dejando detrás de mí un interesante espécimen de la raza humana, de los que creen que su afición a los animales domésticos es una Ley Universal, Obligatoria e Indiscutible.

5 comentarios:

Guille dijo...

señor del espacio, capitán:
me encanta su blog, lo veo cada vez que tengo un ratito, al igual que el de SEBUP. Creo que gente como ustedes hacen que el mundo blog valga la pena.
Ahora... Le sacaste una foto a la vieja posta o es una googleada cualquiera? Llega a ser original y pasás a ser mi ídolo, después de chuck norris y goku, lógico.
Excelente narración, como siempre.
Me despido, sin más. Saludos!

Capitán del Espacio dijo...

Jajajajaja....
Gracias por tus comentarios Guille. Mirá, la foto lamentablemente no es de la señora del relato, pero te digo que es muy similar a ella, de hecho estuve un buen rato buscando en Google alguna foto que se asemejara un poco a la protagonista real y cuando encontré esta la bajé sin dudarlo.

Por un lado, me hubiera encantando tener una foto de ella para graficar de manera perfecta la situación(desde que me compré el celular con cámara ando siempre atento a las cosas que pueden cruzarse en el camino de uno y merezcan ser retratadas). Por otro lado, siento que después de todo es preferible dejarla en el anonimato, la imaginación individual de cada lector le agrega condimentos a la historia que la enriquecen, y además a mí no me gustaría que pongan una foto de mi abuela en un blog con un cartel de "Vieja Boluda" anexado para que lo vea todo el mundo, jeje. De hecho, no tengo idea de quién será la señora de la foto y de ninguna manera estoy elevando ningún tipo de juicio sobre su persona.

Saludos y gracias una vez más!

Afanado dijo...

Excelente tu blog! Recién lo descubro y me parece muy interesante, escribís muy bien.

El cuento de la vieja es genial, que personaje, jaja!

Te agrego a mis links recomendados ;)

Saludos!

El Doc 9 dijo...

Excelente, jaja, conozco mucho el paño porque en mi edificio somos 55 unidades, 5 pisos... 1 UNICO ASCENSOR¡¡¡, abrazo de gol

Zeithgeist dijo...

nah nah... La mejor es decirle: tiene razon, no me di cuenta lo bien q se vería en una fuente con papas al horno...